Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte (Ramón María del Valle-Inclán)
El teatro de Valle-Inclán, es como totalidad una de las más extraordinarias aventuras del teatro europeo contemporáneo, y desde luego el de más absoluta y radical originalidad en el teatro español del siglo XX.
Desde "La Celestina" no había vuelto a darse en España una creación teatral de tan poderosa fuerza ni de tan sustantiva novedad en forma y significado como la dramaturgia de Valle-Inclán.
Esta dramaturgia, constituye en su sentido último y más profundo un auténtico acto revolucionario en la historia del teatro español contemporáneo y lleva en sí las semillas de las nuevas vías abiertas del teatro actual.
Enmarcados dentro del llamado "Ciclo Esperpéntico", Valle-Inclán nos muestra cuatro piezas cortas, las últimas que escribe junto a "La hija del capitán". A dos las denomina "Autos para siluetas": "Ligazón" (1926) y "Sacrilegio" (1927) y a otras dos "Melodramas para marionetas": "La rosa de papel" (1924) y "La cabeza del Bautista" (1924).
El dramaturgo esperpentiza a la vez las tres grandes fuerzas del cíclo mítico: Avaricia, Lujuria y Muerte.
"LIGAZÓN", es una historia de brujas. Bruja es la Mozuela y brujeriles son también la Raposa y la Ventera dominadas por el egoísmo y la avaricia en el nocturno de sombras, que rompe la lujuria de la Mozuela.
En "LA ROSA DE PAPEL" y "LA CABEZA DEL BAUTISTA", la violenta y cruel unión de erotismo y muerte configuran dramáticamente esa conjunción de lo absurdo y lo trágico, predicación constante del esperpento valleinclaniesco.