Quico, el niño que quiso ser cómico (Miguel Medina)

A través de este texto el autor desmitifica inteligentemente a los personajes convencionales (aquí la bruja es buena y el hada tonta), denuncia la injusticia de los ricos (los señores de Porcheflorido) para con los pobres leñadores y presenta a "las fuerzas del orden" (los duendes) como aliados y cómplices de los poderosos.

Burla, burlando Miguel Medina señala a los niños, dónde está el mal (la injusticia, la violencia, la burocracia) y dónde está el bien (la cultura, el trabajo, la solidaridad). "Hablemos de verdades disfrazadas de cuentos", dice una de las canciones de la obra.

Y efectivamente, el autor, a través de su Quico, presenta a los niños españoles su verdad.

Teatro comprometido que envía un mensaje a niños y adultos y transparenta una denuncia de la sociedad. Pero teatro cordial, en el que la moraleja va transida de simpatía y bondad como cuando la buenísma bruja Clotilde invita a los niños a remediar la injusticia con un impulso generoso y espontáneo de solidaridad.

No sin razón el primer personaje que interpreta Quico como actor es Don Quijote, campeón de la justicia y la bondad. Y como Don Quijote los componentes de La Garnacha repetimos: "Podrán los encantados quitarnos la ventura pero el esfuerzo y el ánimo, nunca".

Fotografías

Fotografía de 'Quico, el niño que quiso ser cómico'
Fotografía de 'Quico, el niño que quiso ser cómico'
Fotografía de 'Quico, el niño que quiso ser cómico'
Fotografía de 'Quico, el niño que quiso ser cómico'
Fotografía de 'Quico, el niño que quiso ser cómico'
Fotografía de 'Quico, el niño que quiso ser cómico'
Fotografía de 'Quico, el niño que quiso ser cómico'
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